“Me duelen los huesos, parece que va a llover.” Muchas veces hemos oído esta frase en boca de pacientes reumáticos. ¿Realidad o habladurías populares? ¿Poseen estos pacientes alguna especie de sexto sentido? ¿Tiene la medicina alguna explicación para este fenómeno? ¿Puede la fisioterapia ayudar a combatir estos molestos dolores? Vamos a profundizar en este curioso fenómeno e intentar darle una explicación.
Llega el frío y con él los cambios bruscos de temperatura. Para los pacientes con artrosis, artritis o cicatrices mal curadas estas fechas son especialmente difíciles por los fuertes dolores y molestias en las articulaciones. Horas, o incluso días antes de una tormenta, un reumático puede sentir cómo esta se avecina en sus articulaciones. La inflamación, rigidez articular o el dolor empeoran convirtiéndolos de esta desagradable manera en auténticos “termómetros humanos” que rara vez se equivocan.
Así lo confirma el doctor Stephen Makk, miembro de la Sociedad Americana de Cirugía Ortopédica, que bromea al respecto diciendo que “las cadenas de televisión deberían cambiar sus aparatos de predicción meteorológica por una sala llena de pacientes con artritis y preguntarles si va a nevar mañana”.
El doctor Makk no es el único que confirma la existencia de éste fenómeno.Timothy McAlindon, del Centro Médico Tufts-New England, realizó un estudio para el Col Americano de Reumatología en 205 pacientes con artrosis de rodilla y llegó a la conclusión de que existe una asociación sólida entre el clima y los dolores. Actualmente este fenómeno “adivinatorio” se conoce como barrunto climatológico.
¿Ciencia o premonición? ya en tiempos de los egipcios los curanderos se dieron cuenta de este fenómeno. Sin saber muy bien por qué notaban cómo los enfermos reumáticos mejoraban en lugares con buen clima y pocas variaciones de temperatura. Con Hipócrates, padre de la medicina, se establece una clara relación entre clima y salud y se fundan los principios de la Talasoterapia o tratamiento a través de los elementos físicos y climáticos del mar.
Hoy el avance de la medicina ha podido dar una explicación más concreta. En el aire existen unos iones llamados “Sferic” que todas las personas podemos percibir. Cuando se acerca el mal tiempo se produce una bajada de presión y un aumento de la humedad al mismo tiempo que se activan estos iones. La “predicción” se debe a que los iones viajan a la velocidad del sonido, por lo que los sentimos de uno a tres días antes de que llegue una tormenta.
Una de cada tres personas es “meteorosensible”, lo que quiere decir que nota con más fuerza la llegada de estos iones. Si esa persona es un paciente reumático se incrementan sus síntomas. La culpa de ello la tienen unas terminaciones nerviosas llamadas barorreceptores que recogen los cambios de presión y que todos tenemos en el extremo de los huesos que forman una articulación. Dentro de la articulación hay una especie de gel viscoso llamado líquido sinovial que protege del roce entre huesos y en condiciones normales se encuentra en presión negativa. Cuando va a hacer mal tiempo la baja presión atmosférica hace que el líquido se expanda, lo que envía información a los barorreceptores y nuestro cerebro lo traduce como dolor.
Con la artrosis el cartílago que reviste el extremo óseo se ha desgastado y los receptores son más susceptibles. Por otra parte, el frío hace que el líquido sea menos viscoso y acorta los músculos y tendones de la zona, por lo que el rango de movimiento también disminuye.
Desde la fisioterapia existen tratamientos efectivos para disminuir el dolor, combatir la rigidez articular y evitar las deformidades.
Las técnicas manuales como el masaje, las movilizaciones y la cinesiterapia asistida y activa alivian el dolor a la vez que buscan recuperar movilidad.Una de las opciones es la termoterapia. Dependiendo de la fase en la que se encuentre el paciente podrá encontrar alivio a través de elementos como infrarrojos, diatermia, baños de parafina, hielo o compresas de calor.
Un buen programa de ejercicios o la práctica de Pilates bajo la supervisión de un fisioterapeuta son útiles para corregir posturas y obtener un equilibrio en el tono muscular.
Otras técnicas pueden ser la aplicación de TENS o iontoforesis para regenerar tejidos y lograr un afecto analgésico.
El uso de férulas y ortesis para luchar contra la rigidez articular y la retracción muscular pueden ayudar también en estados avanzados de la patología.
Manuel Arriola Cortés
Fisioterapeuta Somos Fisioterapia